Resenha do livro “Brasil-Ecuador: 175 años de historia” na revista “Procesos, revista ecuatoriana de Historia”, número 53 (ene-jun. 2021)

Santiago Cabrera Hanna y Luis Claudio Villafañe, Brasil-Ecuador: 175 años de historia

Viviana Alejandra Calles Arias

Páginas 307-310

Santiago Cabrera Hanna y Luís Cláudio Villafañe.  Brasil-Ecuador: 175 años de historia. Quito: Embajada de Brasil en Quito/Hominem Editores, 2019, 106 pp.

 DOI: https://doi.org/10.29078/procesos.v.n53.2021.2673

El texto reúne dos estudios que abarcan las relaciones diplomáticas entre Brasil y Ecuador, desde el siglo XIX hasta la actualidad. Estas perspectivas abordan el reconocimiento mutuo, el desarrollo de las soberanías nacionales y  la  incorporación  de  la  República  del  Ecuador  al  contexto  internacional. Asimismo,  se  expone  la  visión  de  las  relaciones  internacionales  del  Imperio de Brasil con los países limítrofes como Colombia, Perú, Bolivia, Chile y especialmente Ecuador. Esta última perspectiva es analizada por Villafañe, quien permite pensar la figura de embajadores y cancilleres como actor esencial en la consolidación de las relaciones bilaterales entre ambos países y en el reconocimiento internacional. Villafañe expone el alcance de los tratados, las  experiencias  sobre  las  tensiones  limítrofes  y  la  importancia  del  uso  de mecanismos legales en el fortalecimiento de las relaciones bilaterales.

Además de lo anterior, los estudios analizan prácticas de intercambio y legitimidad territorial, principalmente tratados, guerras, congresos y acuerdos de paz, con el fin de demostrar el fortalecimiento de las relaciones bilaterales  entre  Brasil  y  Ecuador.  Sin  embargo,  estos  factores  son  parte  de  un  marco  más  amplio  relacionado  con  el  reconocimiento  de  las  soberanías nacionales,  la  formación  de  los  Estados  y  los  vínculos  internacionales  que se tejieron entre ambas entidades. De esta manera, el enfoque de la investigación aborda la historia política del Estado que permite indagar el marco legal en relación con la construcción y edificación de las relaciones internacionales y la política de reconocimiento mutuo. Por un lado, “la realidad nacional vista desde las múltiples soberanías estatales republicanas forjadas en Hispanoamérica, y por otro, la uniforme monarquía portuguesa-americana

constituida al calor de las novedades constitucionales” (p. 22).

Las dos investigaciones cuentan con un amplio corpus documental caracterizado por fuentes oficiales de orden institucional, mayoritariamente cartas, tratados, notas y memorias de cancilleres, comunicados, prensa y legislación de la época. La lectura de las fuentes realizada por los autores no hace énfasis en la mera orientación de la evolución histórica de las relaciones  internacionales,  sino  que  cuestiona  y  examina  la  coexistencia  regional de dos espacios sudamericanos disímiles en sus procesos de conformación de gobierno durante la consolidación de la República y el Imperio. Cabrera Hanna  y  Villafañe  resaltan  la  importancia  de  las  memorias  del  embajador Ponte Ribeiro para entender las relaciones y descripciones comerciales, geográficas, étnicas, demográficas y políticas. De acuerdo con los autores, en sus  memorias  de  1841,  Ponte  Ribeiro  describe  las  relaciones  políticas  y  los consensos regionales entre las élites políticas y económicas de la Costa y la Sierra ecuatorianas, durante una compleja coyuntura interna.

En concordancia con lo anterior, Cabrera Hanna considera el estudio de estas relaciones dentro del complejo proceso de establecimiento de la soberanía “hacia afuera” de la República del Ecuador. Al hacerlo, propone una periodización para entender el inicio de las relaciones bilaterales entre Ecuador y Brasil. En primer lugar, aborda la época de 1821 a 1830 (p. 22) relacionada con la implementación del reconocimiento de las soberanías locales, las negociaciones políticas, las agregaciones militares y las negociaciones para la  delimitación  de  los  territorios  de  la Amazonía,  instaurada  a  partir  de  la implementación de los principios legales del

uti possidetis iuris, que permitieron establecer el trazado territorial nominal de la República de Colombia. Seguidamente, el autor aborda los años de 1830 a 1852, momento en el que se presentó el fortalecimiento de las relaciones imperiales directas con Chile, Bolivia  y  Perú.  Sin  embargo,  con  el  Ecuador  estas  relaciones  se  entablaron indirectamente a partir de legación peruana comandada por Duarte da Ponte Ribeiro, con el fin de desvanecer cualquier recelo que las repúblicas de la costa pacífica tuviesen con los intereses territoriales imperiales brasileños.

Más  adelante,  este  autor  analiza  la  década  de  1860-1870  como  un  momento crítico de la diplomacia entre el Imperio de Brasil y las Repúblicas del Pacífico debido a la Guerra de la Triple Alianza (Brasil, Uruguay y Argentina) contra el Paraguay y a la instauración del Congreso de las Américas en 1864, convocado por el Gobierno de Perú. Durante la década de 1870-1880, las repúblicas con territorios en la hoya amazónica convergen en la delimitación  de  sus  fronteras,  lo  cual  fue  un  aspecto  primordial  en  la  agenda  diplomática ecuatoriana y brasileña hasta 1900. Posteriormente, al concluir las tres primeras décadas del siglo XX, las relaciones bilaterales entre Ecuador y Brasil se estrecharon paulatinamente en función de la necesidad de establecer límites en la compartida región selvática.

Finalmente, Cabrera Hanna aborda los conflictos limítrofes con el Perú y el camino hacia la firma del Acuerdo de Paz entre 1941 y 1998. Este período estuvo marcado por los conflictos territoriales entre Ecuador y Perú debido a los hitos pendientes con la cordillera del Cóndor, llevando a ambos países a confrontaciones bélicas en dos ocasiones: en 1981 con el “Conflicto de Paquisha”, y la “Guerra del Cenepa” en 1995. En esta etapa los autores coinciden en el interés diplomático que tuvo Brasil en mediar en los conflictos entre ambos países.

El estudio de Luis Claudio Villafañe, a su vez, coincide con la cronología expuesta por Cabrera Hanna sobre los procesos que incidieron en el fortalecimiento de las relaciones bilaterales entre Ecuador y Brasil. Sin embargo, el autor nos muestra dos aspectos nuevos: primero, la perspectiva brasileña que nos induce al estudio sistemático de los antecedentes, y la historia y el potencial  diplomático  y  legal  de  las  relaciones  entre  Brasil  y  Ecuador,  basados  en una agenda bilateral fundamentada en áreas como comercio, medioambiente, cooperación, ciencia y tecnología (p. 87). Y segundo, el análisis de la figura de los embajadores y los ministros como actores fundamentales en la consolidación de las relaciones entre ambos Estados. En este punto, Villafañe ejemplifica el tratado secreto del Barón de Río Branco gestionado para afianzar los límites entre Brasil, Ecuador y Perú durante 1904. La gestión de Río Branco evitó enfrentamientos bélicos provocados por la delimitación de las fronteras y colaboró con la pacificación y negociación de las tensiones entre Ecuador y Perú.

Villafañe plantea que las relaciones directas entre Ecuador y el Imperio de Brasil se dieron durante los gobiernos marcistas ecuatorianos y en el reinado del emperador Don Pedro II. Según el autor, a partir de ese momento las relaciones bilaterales se enfocaron en los acuerdos de libre navegación por los ríos  del  extenso  valle  amazónico  considerado como  un  espacio  promisorio para la explotación de los recursos naturales, el intercambio de bienes y el libre comercio. Posteriormente, en 1861, durante la primera administración de García Moreno (1861-1865), las relaciones diplomáticas se mantuvieron dentro de los objetivos de la delimitación de fronteras con Nueva Granada, Perú y Brasil, con el propósito de demarcar definitivamente los linderos de las soberanías nacionales. Sin embargo, estos espacios geográficos fueron vistos como  recursos  de  negociación  de  empréstitos  internacionales,  como  parte de la política civilizatoria y como fuente de ingreso económico de la región.

En  consecuencia,  las  relaciones  bilaterales  entraron  en  crisis  debido  a las tensiones bélicas entre Ecuador y Perú, y la aplicación del Protocolo de Río de Janeiro entre 1941 y 1942. En el contexto internacional de la Segunda Guerra Mundial, se sumaba la intensa situación del avance militar del Perú en varias zonas del Oriente del Ecuador. En este período, Cabrera Hanna y Villafañe coinciden en destacar el fortalecimiento de las relaciones bilaterales en la primera mitad del siglo XX con la elevación de categoría de la legación de Brasil en Quito a Embajada de Brasil ante la República del Ecuador, durante  1942.  De  acuerdo  con  Villafañe,  las  implicaciones  de  la  presencia y  respaldo  de  Brasil  permitieron  el  fortalecimiento  de  los  vínculos  económicos, comerciales y culturales de ambos países. Esto generó un llamado a reformular  la  escritura  de  la  historia  nacional  enfocándola  en  los  procesos de  integración  y  en  la  comprensión  de  la  lucha  limítrofe  por  la  soberanía nacional. A inicios del siglo XXI, los intercambios bilaterales y conmemoraciones fortalecieron los vínculos de las expresiones bilaterales en función de las rutas de comercio regional.

Para concluir, es pertinente subrayar que el aporte del libro a la historiografía se basa en el estudio de las soberanías y la construcción de los Estados nacionales  en  la  perspectiva  de  la  diplomacia.  Por  este  motivo,  el  libro  sobrepasa la descripción histórica de los sucesos, para sugerir análisis de la retórica legal del reconocimiento mutuo, como requisito fundamental para la implantación de la soberanía nacional en los territorios que permitió otorgar derechos y obligaciones a los gobiernos de turno. Otro elemento novedoso es el análisis de los actores diplomáticos que, a través de consensos, tratados y negociaciones, resolvieron los conflictos para el avance del fortalecimiento de las relaciones bilaterales. Tanto Cabrera Hanna como Villafañe insisten en que las tensiones diplomáticas por el espacio amazónico se pueden abordar en futuras investigaciones. Finalmente, la escritura del libro es parte de los elementos de reafirmación de las relaciones bilaterales entre ambos países; estos vínculos permiten confirmar elementos históricos comunes en su proceso de consolidación como Estados-nación.

Viviana Alejandra Calles Arias

Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador

Quito, Ecuador

https://orcid.org/0000-0002-2813-7928